viernes, 15 de junio de 2012

¿Por qué la medicina? Una respuesta a la pregunta de Foucault : Allouch

En el libro "El Psicoanálisis ¿Es un ejercicio espiritual? Respuesta a Michel Foucault", Jean Allouch le responde al autor de "El Poder Psiquiátrico", algunas de las críticas que Foucault le hizo al psicoanálisis. Rescata afirmaciones de los últimos años de vida del autor, en las que elogia en Lacan el valor que  merece, es decir, la valentía. El valor del valor. Allouch se nutre de otro valiente, Foucault, y pareciera decirle "maestro, nosotros no somos eso", y tengo por la palabra maestro mi mayor respeto. Me es fácil la imagen Allouch alumno: la desobediencia debida.
Allouch hace una propuesta militante: "Actualmente, no veo otra política posible para el psicoanálisis que la siguiente: cuanto más extendida, imponente y dominante se revele la función psi, más se hace preciso apartarse de ella" . De este modo, Allouch le responde a Foucault, a su "¿No es acaso la razón del llamado foucaultiano a la valentía del psicoanalistas? . Allouch pide que le reconozcan la valentía. 


Cita en su libro Allouch a Foucault:
"[...]la pertenencia a una escuela, la iniciación, la formación del analista, etc., todo nos remite a las cuestiones de la condición de la formación de un sujeto de acceso a la verdad, aunque se las piense en términos sociales, en términos de organización. No se las piensa en la veta histórica de la existencia de la espiritualidad y de sus exigencias. [...] El precio pagado ha sido por supuesto el olvido de la cuestión de las relaciones entre verdad y sujeto**[**El manuscrito aclara, con respecto a la relación verdad-sujeto, que el hecho de no haber "sido pensada nunca teóricamente" ocasionó "un positivismo, un psicologismo del psicoanálisis"]. Y me parece que lo que constituye todo el interés y la fuerza de los análisis de Lacan es precisamente eso: es que me parece que Lacan ha sido el único después de Freud que quiso volver a centrar la cuestión del psicoanálisis precisamente en la cuestión de las relaciones entre sujeto y verdad [...] en términos que pertenecían al mismo saber analítico, trató de plantear la cuestión que es históricamente, propiamente espiritual: la cuestión del precio que el sujeto tiene que pagar para decir la verdad, y la cuestión del efecto sobre el sujeto debido  que ha dicho, puede decir y ha dicho la verdad sobre sí mismo. Al hacer resurgir esa cuestión, creo que hizo resurgir efectivamente en el interior mismo del psicoanálisis la más antigua tradición, el más antiguo interrogante, la más antigua inquietud de la epimeleia heatou, que ha sido la forma más general de la espiritualidad" (El psicoanálisis ¿Es un ejercicio espiritual? Respuesta Michel Foucault. pp. 53-54)
(Cuando busqué en el Seminario que no leí, "La hermenéutica del sujeto", la cita a la que Allouch hace referencia, busqué cómo empieza la frase con la que inicia la cita: 1) "La idea de una posición de clase, de efecto de partido, la pertenencia a un grupo ( la parte en negrita omitió), la pertenencia a una escuela, la formación del analista ... y luego encontré esta afirmación mientras Foucault marca similitudes entre el psicoanálisis, el marxismo, y las prácticas espirituales 2) En su "Envío", apartado con el que comienza el texto, Allouch cita a Foucault respecto a la primera frase de el párrafo que a continuación cito completo: "No digo para nada que sean formas de espiritualidad. Me refiero a que volvemos a hallar, en esas formas de saber, las cuestiones, las interrogaciones, las exigencias que, me parece -si echamos una mirada histórica sobre algunos milenios, al menos uno o dos-, son las muy viejas, las muy fundamentales cuestiones de la epimeleia heaoutou, y por lo  tanto de la espiritualidad como condición de acceso a la verdad". 
 Me pregunto. ¿Cuáles habrán sido las otras formas de espiritualidad que no eran las más generales? )
"Simplemente quería ser "psicoanalista". Lo que para él suponía una ruptura violenta con todo aquello que tendía a hacer depender del psicoanálisis de la psiquiatría o convertirlo en un capítulo un tanto sofisticado de la psicología. Quería sustraer al psicoanálisis de la proximidad, que consideraba peligrosa, de la medicina y de las instituciones médicas. No buscaba en él un proceso de normalización de los comportamientos, sino una teoría del sujeto" ( El psicoanálisis ¿Es un ejercicio espiritual? Respuesta Michel Foucault. p.54 )
(Foucault dice lo que es ser psicoanalista. Allouch dice lo que no es ser psicoanalista)
"Pienso que el hermetismo de Lacan se debió al hecho de que quería que la lectura de sus textos no fuera solamente una "toma de conciencia" de sus ideas. Quería que el lector se descubriera a sí mismo, como sujeto de deseo, a través de su lectura. Lacan quería que la oscuridad de sus Escritos fuese de la complejidad misma del sujeto, y que el trabajo necesario para comprenderlo fuese un trabajo que había que realizar sobre uno mismo" ( El psicoanálisis ¿Es un ejercicio espiritual? Respuesta Michel Foucault. pp. 54-55 )
"Lo que pasó, por supuesto, es que ni una ni otra de estas dos formas de saber [se trata del marxismo y del psicoanálisis] ha considerado muy explícitamente ese punto de vista de manera clara y valiente" (El psicoanálisis ¿Es un ejercicio espiritual? Respuesta Michel Foucault. p. 55)

El libro de Allouch es sumamente interesante. En este  texto Allouch pide que se lo reconozca como valiente. Se hace reconocer como un valiente y un psicoanalista por Foucault. Para ser correctos, como psicoanalista, un psicoanalista es valiente, según Allouch. Psicoanalista le pueden decir sus analizantes, yo considero que Allouch es un valiente porque paga el costo. 
De los seminarios de Foucault sólo leí "El poder psiquiátrico" y "Los anormales", por lo que no puedo realizar apreciaciones sobre lo que Foucault afirmó en otras obras, sino sobre los recortes que Allouch hace de ellos, para hacerle decir a Foucault tal o cual cuestión. 
Como Allouch, fui detrás de la pregunta ¿Por qué la locura del lado de la medicina? De la salud, me pregunto hoy. Fui guiado por esa pregunta a "El poder psiquiátrico", al que llegué porque Allouch lo recomendó en una charla gratuita que dio en la Facultad de Psicología de la UBA. "¿Cuántos aquí leyeron "El poder psiquiátrico"?" preguntó y yo no era parte de esos siete. "Más que en París" contestó. 
En ese seminario tampoco encontré la respuesta a la pregunta compartida con Foucault, que Allouch comparte en este libro intentando apartar al psicoanálisis de la función psi ¿Por qué la medicina? Una respuesta encontré a partir de leer a Raúl Zaffaroni, en su libro "La palabra de los muertos". Sostengo una respuesta que pude formular articulando  Foucault, Allouch y Zaffaroni. 
No supongo que el lector leyó alguna  de las obras a las que hice referencia, por lo que le pido me disculpe si no soy lo suficientemente claro como para poder transmitir los interrogantes de un modo tal que provoque su interés en el tema, la lectura de esos libros o ir a bucear en ellos.  
Lo que tengo para aportar me vino de la mano de otro gran lector, el Dr. Raúl Zaffaroni, Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, autor de "La cuestión criminal", que publicó en fascículos, una acción militante, en el diario Página/12, con maravillosas obras de Rep. Ese libro es una adaptación de difusión masiva de la obra "La palabra de los muertos. Conferencias de criminología cautelar". 


En las citas que siguen creo está la explicación del por qué de mis afirmaciones:


"Pero Foucult lleva más lejos su investigación y se pregunta acerca de los alienados: ¿por qué la medicina? ¿Por qué la medicina cuando la disciplina impuesta en los asilos no se distingue de la que se ejerce en los cuarteles, las escuelas, los orfanatos, las cárceles? Con este nuevo giro, nos espera una sorpresa. Señala en efecto que no es el saber médico lo que constituye la diferencia entre el médico y un administrador cualquiera que detenta el poder, porque agrega que no hay conexión, ni siquiera laxa entre el saber y la práctica de los alienistas [subrayado mío SG]; ambos, el saber y la práctica, sigue su camino por un lado (y sigue siendo así, la psicofarmacología no lo ha modificado). En cambio, para conseguir que el alienado admita la realidad que se le contrapone y que se pretende que sea más coercitiva que su delirio, se apela nada menos que al cuerpo mismo del médico: un cuerpo imponente, un cuerpo que se impone (puede verse ya en la primera lección del curso), un cuerpo que adquiere, como muestra Foucault, las dimensiones el mismo asilo. Pero también en este punto Foucault no cede a la facilidad; una vez más, se pregunta acerca de ese cuerpo: "¿Por qué no un director administrativo, por qué un médico?". Respuesta: porque el médico sabe. Pero se objetará, ¿acaso el mismo Foucault no observó que el saber del médico precisamente no interviene en su práctica? Sí, por cierto. Sin embargo lo que importa no es que el médico detente un saber útil para el tratamiento, sino que lleve las marcas de un saber supuesto, supuesto por la misma inscripción de esas marcas. Dichas marcas, diríamos con Lacan, lo convierte en un ser supuesto saber. Y Foucualt describirá las astucias de los médicos para que cobre consistencia frente a todos, estudiantes, enfermeros, administradores y, por supuesto, enfermos, esa impresionante figura de un doctor que sabría mejor que el enfermo lo que corresponde al enfermo y a su enfermedad. La más ostensible y la más repugnante de esas astucias es la presentación de enfermo, y no es un buen signo que aún hoy siga siendo ampliamente practicada en algunos sitios lacanianos. Foucault precisa:
Son esas marcas del saber, y no el contenido de una ciencia, las que le permitirán al alienista funcionar como médico en el interior del asilo. Son esas marcas del saber las que le permitirán ejercer en el interior del asilo un "super-poder" absoluto, e identificarse finalmente con el cuerpo asilar (El Poder Psiquiátrico, p221-222)
(El psicoanálisis ¿Es un ejercicio espiritual? Respuesta a Michel Foucault. Ed. El cuenco de plata. pp.23-25)"

Me detendré ahí para compartir una apreciación intentando hacer un aporte: considero que en el libro de Allouch no se responde la pregunta ¿Por qué la medicina? y esto porque intenta responderla con los aportes de Foucault y Foucault no llega a responder en "El poder psiquiátrico" esa pregunta. Foucault responde qué hizo la medicina con la locura. Es cierto que "son esas marcas del saber, y no el contenido de una ciencia, las que le permitirán al alienista funcionar como médico en el asilo. Son esas marcas del saber las que le permitirán ejercer en el interior del asilo "un super-poder" absoluto, e identificarse finalmente con el cuerpo asilar", como Foucault afirma, pero eso no responde al ¿Por qué la medicina? Porque la medicina no era la única práctica que por las marcas del saber le permitía ejercer en algún interior "un super-poder", porque ese lugar a la medicina se lo otorgaron. ¿Por qué le dieron ese lugar a la medicina?  ¿De qué lugar se trata?
La respuesta a esta pregunta, que a continuación comparto, la encontré en Zaffaroni. Lo más nuevo que leí de Allouch es el libro al que hago referencia y no sé cuánto publicó después, pero se que lo hizo, así como también que el libro de Zaffaroni es posterior al de Allouch. Publico este texto con la ilusión de que Allouch lea esto, que no haya leído a Zaffaroni, y satisfacerme con la miseria de ganar por la obra de otro.  Ojalá esté pagando.


El primer manotazo de los médicos: la patologización del crimen. En 1563 un médico de los Países Bajos, Johann Wier (o Weier o Weyer) (1515/6-1588) publicó en Basilea De Praestigüs Daemonum (Las tretas del demonio), libro que rápidamente corrió por Europa, en el que sostenía que las brujas eran enfermas melancólicas. También señalaba que algunas mujeres sufrían el efecto tardío de ciertas drogas, como la belladona (atropina), el opio y el hashish. De este modo sustraía a las brujas del poder de los inquisidores y las psiquiatrizaba. Por otra parte distinguía a las brukas –casos de enfermedad- de las envenenadoras, que eran auténticas criminales.
            Esta obra es la primera tentativa de patologizar y medicalizar el crimen, o sea, de apoderarse de la cuestión criminal por parte de los médicos
            (…)
            Siempre el discurso inquisitorial tiende a ser puramente peligrosista.” (
“La palabra de los muertos”. E. Raúl Zaffaroni. Pag. 37. Editorial EDIAR.)


            “En síntesis: discurso de emergencia, medicalización y discurso crítico. Hemos visto, pues, que (a) el siglo XV se cierra con al consolidación de la estructura de un discurso criminológico de la emergencia que para combatir al enemigo –Satán- legitima un ejercicio ilimitado del poder punitivo con el pretexto de la necesidad de la defensa; (b) el siglo XVI asiste a la primera tentativa criminológica de medicalización del delito; y (c) el siglo XVII enuncia la estructura del discurso criminológico crítico del poder punitivo”(“La palabra de los muertos”. E. Raúl Zaffaroni. Pag. 42. Editorial EDIAR.)
En la genealogía del poder punitivo, Zaffaroni fue más lejos que Foucault, sirviéndose de los aportes de éste, entre algunos otros. Piensa los discursos, qué sostiene las prácticas punitivas, los dispositivos creados para tal efecto, los tipos de relaciones sociales que son precisas para el sostenimiento de dichas prácticas, las consecuencias de esas relaciones. Foucault se sirve de la dialéctica para las genealogías que realiza.
¿Por qué la locura cayó en el campo de la medicina? Y cuando digo campo no lo hago con el sentido que le otorga Bourdieu, de los primeros en quitarle a Foucault los sonidos de las explosiones provocadas por hablar en términos militares. La locura cayó en el campo de la medicina y padeció los combates que ahí dentro sucedían, que como todo combate se sostiene por poder. Poder condicionar el accionar de otro. Así sea que se rinda.
Zaffaroni buscando analizar quiénes participan en se campo de combate y de qué modo, introduce a la medicina como un cuerpo que se presenta para ser parte de la guerra. ¿En qué momento del relato del combate que hace Zaffaroni dice presente la medicina? Cuando se discute quiénes iban a tener el poder de decir quiénes eran los seres punibles y quienes no, si el sujeto había sido o no consciente del acto al momento de cometerlo. "¿Por qué la medicina cuando la disciplina impuesta en los asilos no se distingue de la que se ejerce en los cuarteles, las escuelas, los orfanatos, las cárceles?" Porque a la medicina la escucharon cuando pidió la pelota, que la escuela no podía pedir. La escuela tiene que disciplinar, no dice a quienes. El cuartel obedece lo que le ordenan repetir, a ellos les dicen. Los orfanatos son para los hijos de los delincuentes, desde la lógica burguesa los niños que están en los orfanatos están porque sus padres son unos delincuentes, no hicieron lo que tenían que hacer, no hicieron lo que la ley dice, el Estado obliga a la familia con todas las obligaciones que la ley impone. No podría haber sido ninguno de los otros que también sostienen discursos disciplinarios. Fueron los médicos porque tenían previamente el poder de decir, de construir realidad y salieron a decir que querían ser ellos los que tuvieran el poder de decir. Que otros decidieran por ellos, que los eligieran, y fue lo que pasó. Dirían lo que sea, pero dirían. 
Zaffaroni da cuenta de este médico de los Países Bajos, que sus afirmaciones son una declaración de "queremos ser nosotros los que les digamos a quién castigar". ¿Por qué a la medicina le darían el poder de deciDIr? Por eso, por obedientes. Esto demuestra la falsedad de "la verdad" del trabajo interdisciplinario. Le dieron participación a otra disciplina que las del derecho y la lógica de las prácticas de la medicina no era distintas a las lógicas de las otras prácticas con poder que intervenían. Más de lo mismo, más castigo. Y si se le dio lugar a lo que un médico tenía para decir, es porque en esos lugares la palabra del médico tiene lugar. Y si tiene lugar algún condicionamiento impone su presencia. Los elementos presentes en un lugar condicionan la circulación por el mismo. Donde hay una cosa no hay otra. 
Zaffaroni profundiza respecto al poder que otorga la capacidad de construir realidad, de ahí el poder de la criminología mediática al que se refiere. Como bien señala Foucualt, el poder psiquiátrico, "la función psi", otorgan poder a la realidad, eso es lo que hacen, también muchos que se dicen psicoanalistas. ¿Por qué la medicina? Porque los médicos tenían poder de construir realidad, por eso no les fue difícil darle el poder a ella. De hecho fue lo que hicieron. En tiempos en que los médicos tenían poder de construir realidad, se pudieron a disposición de la construcción de un poder, disciplinario, para otorgarle poder a la realidad, a decirles "Sí, porque ellos dicen", "No, porque es uno de los nuestros". Tanto la medicina como el poder disciplinario sostienen su práctica en el porvenir, fue por ello que la medicina tenía con qué responder a la locura, aunque no encuentre respuesta, justamente porque busca. Ay los buenos sentimientos, nos dijo Pizarnik.


Esta es la respuesta que me doy al por qué cayó la locura en el campo de la medicina. ¿En qué campo meter lo fuera de campo, lo que saca del campo de batalla? Me atrevo a decir que la locura es una consecuencia lógica del lenguaje. La locura no se puede decir, la verdad se medio dice, no todo se puede decir, no se puede decir todo. "El problema de la locura es que paraliza" me dijo un loco mexicano. ¿Dónde? Entiendo por qué cayó la locura en manos de los médicos, los muchachos pidieron la pelota, y ahora son los dueños de la pelota. Primero fue la pelota, después la panza. ¿Pero por qué creyeron que era un tema de médicos? ¿Antes cómo respondían para ahora dejar lo que conocían en manos de profesionales?  
"El problema de ustedes los occidentales, es que son separatistas -me dijo un músico de un pueblo originario- nosotros somos integracionistas, para mí tiene la capacidad de escuchar algo que yo no. A él lo eligieron para hablarle". La diferencia de pensar al otro en más o en menos, que tiene o que le falta. Wittgenstein hace referencia a que la herramienta del lenguaje se rompe, y lo dice quien estuvo en las trincheras del 18, que no todo se puede decir, que de lo que no se puede hablar hay que callar, que uno no elige la boca con la que grita su dolor, que lo que no se puede decir se muestra.  El Tractus es una muestra de lo que no puede decir. 
Del lado de la enfermedad no, reafirmo cuando leo "5000 adioses a Puerto Argentino" de Daniel Terzano, psicólogo ex combatiente, que fue a Malvinas como conscripto, cuando terminó su prorroga universitaria.
"En varios lugares, al hablar de esta guerra y de su escenario, he visto repetirse la palabra "alucinante". Yo mismo, especialmente en aquellas noches de niebla junto a la bahía, tuve que nombrar con esa palabra mi experiencia.... Y con aquella otra, tan cercana: "delirio.
"Alucinación", "delirio": signos de la locura... Y es que estuvimos locos, o para ser más exactos, estuvimos en la locura. Quisiera borrar de esto todo matiz romántico (aquello que se quiere decir comúnmente en expresiones como: "toda guerra es una locura"): yo hablo aquí, estrictamente, de una situación en la que somos despojados de todo marco de referencias conocido (nuestra casa, nuestro trabajo, nuestra amistad, nuestro amor) y llevados por una fuerza extraña a una situación que se transforma así en un corte de nuestra experiencia normal, en una circunstancia absolutamente extraña a nosotros. Representado irónicamente, ese momento es tan ajeno a nuestra historia que en ella (en el presente cuando se lo vive, en el pasado cuando se lo recuerda) se transforma en una isla.
Este libro nace de una necesidad de encontrar los lazos de unión de esa experiencia con mi vida tal como era antes de ella y tal como es ahora... Y nace de una imagen: de la imagen de unos galpones de chapa junto al agua, en la desembocadura del arroyo, en el nacimiento de la bahía que a cinco kilómetros costea Puerto Argentino. Siempre es de noche (siempre, seguramente, es la misma noche). Siempre está esa niebla tan cerrada que las luces del pueblo desaparecen, y sólo se escucha el chapotear de las gaviotas sobre el agua tranquila de la bahía. Siempre hace un frío cortante y un está sólo, montando guardia justo a aquellos galpones, viendo a lo lejos el fuego que aparece y desaparece al levantarse la manta con que han cubierto la entrada a otro puesto de guardia...
No puedo decir que recuerdo esta imagen; ni siquiera puedo decir que es una imagen: es más bien un clima, una sensación. Y esta sensación aparece muchas veces en mí; desde hace algún tiempo. Aparece y desaparece sin la voluntad y la causa que comúnmente mueve y justifica a al memoria.... Entonces siento la misma desolación, el mismo frío, la misma extrañeza original, y después una tensión interna del cuerpo, o mejor: una tensión hacia lo interno, una contracción, y cuando todo esto pasa  (y apenas dura un segundo) vuelvo al presente, y recuerdo (entonces sí "recuerdo") cuántas veces en aquellas noches sentí que podía llegar a verlos más.
Este libro nace de esa imagen y contra esa imagen, de esa extrañeza y contra esa extrañeza.
Han pasado casi dos meses desde que escribí este comienzo. Aquel día estaba completamente seguro de encontrarme, finalmente, frente a la posibilidad de contarlo TODO, de golpe, sin interrupción.
Pero ¿Qué es TODO?; ¿qué fue TODO en aquellos dos meses de guerra? Y al fin de cuentas ¿qué puede hacer la palabra con TODO? : trazar límites, dejar fuera e incluir, conservar y perder, elegir, brillar a costa de infidelidades, callar cuando todo empieza, hablar cuando todo calla... Recuerdo a Barthés, que hace treinta años resumió tan hermosamente lo que tiene entre manos un escritor moderno si quiere reflejar la terrible diversidad de su mundo: "una lengua espléndida y muerta".(Daniel Terzano. 5000 Adioses a Puerto Argentino. pp.14-17 Ed. Galerna)

Lo peor de la locura es que deja afuera. A costa de brillar por infidelidades, la intención es difundir la pregunta ¿Por qué del lado de la enfermedad? Los analistas dan lugar a las preguntas.
Estas preguntas en boca de Foucault, pueden acercar a muchos a preguntas que no se han hecho, que por boca de otros autores quizá no llegan. ¿Por qué deberían interesarles? Porque tiene que ver con el psicoanálisis. Foucault y Lacan algo dijeron sobre la relación entre el sujeto y la verdad. Los sujetos habitan el tiempo en un lugar y de algún modo. Allouch afirmando que:
 "Actualmente, no veo otra política posible para el psicoanálisis que la siguiente: cuanto más extendida, imponente y dominante se revele la función psi, más se hace preciso apartarse de ella" 
No fue más que un intento que de apartarme.